EL VIGILANTE QUE SE APROPIA DE LO VIGILADO


No recuerdo muy bien si fue aquí o en algún otro lado donde hablé de cuánto disfruto el monte  -no soy de andar, pero en bici, quad o 4x4, lo que quieras-  y de los impedimentos que se ponen a la hora de moverse por él. Para alguien que se cría en buena medida en algún pueblecito de la montaña, restringirle el uso  -responsable, claro-  de su entorno es como si el ayuntamiento entrase en casa a poner una valla en la cocina.

Os preguntaréis por qué suelto este rollo más propio del abuelo cebolleta que de mí. Pues bien, todo se debe a la suspensión de la Subida a Dobres-Liébana.

La prueba, puntuable el año pasado para el Campeonato de España de Montaña, fue una prueba de lo más animada, con participantes de la talla del reciente campeón del Rally de Alemania, Dani Sordo o el expiloto de GP2 Javi Villa, entre otros enormes deportistas.
Desconozco cuanta gente suelen ponerse en la cuneta a disfrutar de este tipo de rallies  -ya sabéis lo venido a menos que está este deporte-  , pero sí puedo decir que allí eramos unos cuántos: en el parque cerrado, en la subida de la mañana y en la de la tarde.


Este año, Motor Racing Cantabria, la sociedad que lo organiza, no pudo inscribirla de nuevo en el Nacional de Montaña debido a que la Federación  -lo de los sinvergüenzas de la RFEDA da para capítulo aparte-  exigía 3.550 euros, gastos de organización, seguridad y servicios sanitarios aparte. Finalmente, se pudo meter la prueba en el Campeonato Regional, menos vistoso pero seguramente igual de atractivo para los aficionados de la zona.

Pues bien, ahora ha sido la Dirección General de Montes la que ha solicitado la suspensión de la prueba. La entidad, dependiente del Gobierno de Cantabria, esgrime tres razones por la que la prueba no debería celebrarse: la coincidencia con una batida de jabalí  -al parecer, atraer a mucha gente a un espectáculo deportivo es menos prioritario que entrar donde viven los animales y descerrajarles una docena de tiros-  , la invasión de una zona de especial protección para las aves  -el uso de maquinaria agrícola no molesta a los pajarillos, pero sí el sonido de un Saxo VTS más quemado que la pipa de un indio-  y la celebración parcial de la prueba en el ámbito de aplicación del Plan de Recuperación del Oso Pardo.


Los habitantes de la zona están, obviamente, molestos, sabedores como son de que la prueba no es en modo alguno dañina para el entorno. ¿Quién mirará por el bien de los montes mejor que quien vive en ellos? Pues al parecer, lo hacen los sujetos que se encargan de cuidar la naturaleza desde, eso sí, la planta noble del ministerio/diputación de turno. Una naturaleza que ni pisan ni tienen pensado pisar en su puñetera vida.

Ante esto, quien habita el medio rural se indigna porque, como decía antes, siente el monte como si fuera su propia casa. Lo conoce, lo cuida y sabe de su importancia porque, en no pocas ocasiones, es su medio de vida. Para que luego venga un individuo de Santander,  -o de cualquier otro sitio, es indiferente-  a decirle qué puede o qué no puede hacer en "su" monte.



Al final, lo que ocurre es que los que se encargan de vigilar el monte acaban apropiándoselo, administrándolo como si fuera suyo cuando todo el mundo sabe  -menos ellos, al parecer-  que los montes son de quién los habita y cuida. O de todos, si me apuras. Uno ya no sabe si es que tienen intereses por algún lado, si es que son medio analfabetos o si simplemente son tontos del culo. Las teorías son, como su desvergüenza, ilimitadas. 

En fín, que la subida está en el aire, no se sabe si será finalmente cancelada o se le buscará una fecha. Qué lástima que la batida de caza sea de jabalí y no de consejeros y diputados. Con la cantidad de inscritos que tendría y como diría mi primo Kike, no tendrían España pa' correr.


¡Muchas gracias a Ángel por enviar la noticia!
Nota: Se espera que la prueba pueda celebrarse el fin de semana del 16 de Noviembre.

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