PRUEBA: SEAT LEÓN 1.2 TSI (parte 1)


Recientemente, aprovechando la visita de unos familiares, he podido  -que largo se me estaba haciendo el no conducir regularmente-  conocer bastante de cerca el nuevo Seat León durante los más de 1.000 kilómetros que recorrÍ por Hungría, Austria, República Checa y Eslovaquia. 

El coche, de alquiler, iba a ser en principio un "Volkswagen Polo o similar", una expresión que al menos por aquí viene a significar "Skoda Fabia"  -que son esencialmente el mismo coche, pero al parecer el Polo da más caché-  . Por algún motivo, cuando recogimos el coche, lo que me pusieron en la mano fueron las llaves de un Seat Leon nuevo, con 35.000 kilómetros. Como no podía ser de otra manera, cada trayecto que hicimos lo dediqué no solo,a conocer el paisaje sino también al compacto germano-español.


Nacido en 1999 (León 1M) haciendo honor a la pequeña y bonita ciudad castellanoleonesa, el León surgió como una variante hatchback del Toledo, construida sobre la plataforma del Golf mk IV. La idea estaba dirigida a un comprador más joven que el del Golf, con una imagen más desenfadada y deportiva. La receta fue todo un éxito y no solo por la estética: el interior, importado en gran parte de la primera generación del A3, rayaba a gran altura tanto por materiales como por ajustes.

La gama de motores y soluciones como la tracción integral, tecnologías provenientes de la casa matriz, hicieron del León todo un éxito. Para el recuerdo las versiones Cupra, que llegaron a tener 225 CV, una cifra que aún sigue siendo más que notable incluso hoy día  -el Golf GTI actual apenas si tiene la misma potencia- , una década después.


Tras siete años en el mercado, llegó el relevo (León 1P) con un diseño rompedor, probablemente más rompedor de la cuenta en su momento, pero que como tantas otras veces, terminó por gustar mucho. Continuó beneficiándose de las sinergias del grupo VAG, utilizando su plataforma  -la del Golf/A3-  , los motores, el cambio DSG... Su vida comercial se dio por concluida en 2012 con la aparición de la tercera generación, que es la que que protagonizará las próximas lineas.

Cuando recogimos el coche ya era de noche, así que no fue hasta el día siguiente cuando, en un pequeño parón que hicimos al día siguiente cuando me detuve a verlo con detenimiento. Lo cierto es que no soy muy fan del diseño de este nuevo León. Obviamente no es el modelo idóneo para contemplar: sin tapacubos, con los detalles de las versiones deportivas y demás gana muchos enteros. No está carente de atractivo, ni mucho menos, pero confieso que no me vuelve loco. Una opinión la mía que, todo hay que decirlo, no suele coincidir con la de la mayoría.

Recogiendo al León en el aeropuerto

Es algo más corto que el anterior y un pelín más bajo  -y realmente parece más pequeño, al ser mucho más estilizado que el anterior-  aunque la anchura y la batalla son un poco mayores. Las redondeces del León anterior dejan paso a aristas y líneas mucho más angulosas. También queda atrás esa monovolumenización, siendo ahora su silueta más de hatchback tradicional.

El interior me dejó un poco frío, sobre todo por el diseño. El diseño más bien soso  -creo que lo he dicho con esta mil veces-  de algunos modelos del grupo, exacerbado aquí por ser el nivel de equipamiento más básico, tiene menos justificación en un Seat, una marca que se supone imprime a sus coches un carácter más latino y menos germano que sus hermanos de Vokswagen, Audi o Skoda. La calidad de los ajustes me pareció muy buena salvo algún detalle como un par de bordes cortantes en el plástico que rodea la zona del cambio, y los materiales me parecieron bastante normales, incluso algunos, como los paneles de las puertas o el volante  -¿qué cuesta poner un material más decente a lo más importante del habitáculo?- , bien podrían lucir algo mejor al tacto, aunque esto ya es ser exquisito sobre todo si tenemos en cuenta el precio del coche.

Los asientos son bastante cómodos, no ocurre como en algunos casos en las que las versiones de acceso tienen poco más que dos sillas de playa. Quizá son un pelín duros para mi gusto, que no tiene que ser el mismo que el de cualquier otro. En cualquier caso son correctos y sujetan bien en un coche sin aspiraciones deportivas.

Tan soso que casi se echan de menos los colores chillones tan de moda. En cuanto a ergonomía, fantástico.

Tenía algún grillo proveniente de la zona del copiloto que no llegue a localizar del todo, pero al ser un coche de alquiler, que suelen tener una vida bastante sufrida, hay cosas como esta que no se deben tener en cuenta. En general me pareció un habitáculo correcto, me dio buena impresión pese a las cosas que no me gustaron.

Donde sí se lleva un diez a nivel ergonómico: la consola central está orientada al conductor y todo está muy al alcance de la mano. La pantalla, táctil monocroma, no tiene la precisión del último smartphone, pero cumple bien y es legible en cualquier situación, así como el cuadro de mandos. Me resultó especialmente útil la zona central donde se puede leer, moviendo derecha del volante multifunción, información relativa al consumo, distancias recorridas, velocidad media y actual... Me llamó también la atención el indicador de combustible, que estando lleno tarda tranquilamente unos 200 kilómetros en hacer desaparecer la primer punto  -tendrá unos 8-  para después ir bajando casi alarmantemente comparado con su optimismo inicial. No obstante el consumo no será nunca algo de lo que preocuparse demasiado, como veremos más adelante.

Del sistema multimedia no puedo decir demasiado, porque poco lo utilizamos a lo largo del viaje. Las pocas veces que pude trastear con él me pareció sencillo e intuitivo, de hecho me las arreglé muy bien para cambiar el idioma sin tener ni idea de eslovaco.

En las versiones más altas de gama, el habitáculo es más vistoso

A nivel de espacio no me llamó la atención delante para bien ni para mal, se encuentra en generalmente en un buen término medio. No llegué a ir sentado detrás, pero echando un vistazo me dio la impresión de que el espacio para las piernas era un poco justo, una observación totalmente desmentida por los datos, que tanto por longitud como por altura  -no así en anchura-  es de las mejores plazas traseras de su segmento.

El maletero, quitando que la boca no es lo más cómodo del mundo, es bueno por lo aprovechable de su forma, cosa que se agradece y en buena medida compensa el hecho de que no esté entre los mejores de su categoría con 380 litros.


En cuanto equipamiento, el León de acceso a gama viene con cosas como volante multifunción, ordenador de a bordo, la dotación habitual de airbags frontales y laterales, incluido el de rodillas, aire acondicionado regulable electrónicamente, ESP... lo mínimo que se le puede pedir a un coche nuevo, aunque no estaría de más incluir un par de cosillas más, como puerto USB y entrada auxiliar de audio, que es un extra que incluye más cosas como pantalla táctil a color  -en lugar de monocroma-  lector de tarjetas y dos altavoces más por unos razonables 250 €. Los elevalunas eléctricos traseros, en lugar de manivela, también habrían sido de agradecer  -220 €-  o el Storage Pack, que incluye apoyabrazos con cajón en un coche en el que tampoco sobran los huecos útiles. El precio de este extra es de 180 €

En la segunda parte iremos con la parte dinámica de nuestro pequeño viaje por Europa, incluyendo las impresiones del pequeño 1.2 TSI de 86 caballos que ya adelanto es sorprendente en más de un aspecto.

2 comentarios :

  1. Esperando la segunda parte :)

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    1. Aún estoy con ello! Intentaré tenerlo listo para mañana o pasado como tarde!

      Gracias y un saludo!!

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