612 SCAGLIETTI: ¿UN FERRARI MODERNO Y ASEQUIBLE?


Reconozco que, siendo estrictos, es imposible que a un Ferrari se le pueda aplicar el término "asequible". Y menos si consideramos los costes "post-compra" como las averías y piezas o el sumidero que llevan por depósito.

Pero incluso en el exclusivo mundo Ferrari existen las gangas. No hablo de modelos antiguos como el Mondial o el 412i, sino uno que como máximo lo encontrarás con diez años encima, recién cumplidos. Hablo del Ferrari 612 Scaglietti, un gran turismo aparecido en 2004 que se puede encontrar por 50.000 euros. Como lo lees.

¿Qué puede tener un 612 para quitarle a ese cuarentón de la cabeza un Clase E 350 o ese GS 300h que tan buena pinta tiene? ¿Por qué hacer esa locura? Pues porque hablamos de un coupé 2+2  -diseñado por Frank Stephenson, de Pininfarina-  que nació para hacer sombra a coches como el Bentley Continental GT, el Jaguar XK o el Aston Martin DB9. Porque bajo ese larguísimo capó hay un motor V12 de 5.7 litros y 540 CV que a 7.500 vueltas suena a jinetes del apocalipsis viniendo a todo correr.



Le lleva 4,2 segundos ponerse a 100 km/h y su techo son 320 km/h. Tecnológicamente no es ninguna reliquia: tiene control de estabilidad, suspensiones activas e incluso una caja de cambios automática derivada de la F1 que montó el 430 y cuyas marchas se miden en parpadeos. También puede encontrarse con caja manual.

¿Por qué entonces se ha devaluado tanto  -el cuarto coche que más lo ha hecho tras los Maybach 62 y 57, Rolls-Royce Phantom y Bentley Arnage según la Parker's Car Price Guide-  si es un deportivo fantástico? Pues la verdad es que no sé si existe una explicación lógica. De entrada, los Ferrari de 4 plazas siempre han sido muy maltratados por el mercado, al menos hasta ahora, porque francamente dudo que ese maravilloso FF sufra el mismo destino que sus antepasados. En Ferrari las cosas funcionan de formas distintas: BMW acaba de "mancillar" su tradición produciendo un coche  -el Serie 2 Active Tourer, que por cierto me parece precioso-  de tracción delantera y sólo hemos puesto el grito en el cielo los cuatro forofos de siempre. En la casa italiana, cualquier cambio que se aleje mínimamente de esa pureza que transmite la marca, cae irremediablemente en el olvido, y el 612 pese a sus muchas virtudes no ha sido una excepción.



Por dentro nos encontramos el clásico ejercicio de estilo y diseño italiano, con un cuero magnífico por todas partes, mucha atención al detalle. Quienes lo han conducido dicen que por ciudad es como ir en la mejor de las berlinas, con un nivel de refinamiento soberbio. Un refinamiento que se puede convertir en violencia en cuanto hundimos más de lo aconsejable el pedal derecho.

A pesar de su peso y dimensiones  -se queda a diez centímetros de los cinco metros-, dicen que su agilidad es mayor de lo que parece. Que sorprende. Son 1840 kilos de aluminio casi perfectamente distribuidos, que si bien nunca se moverán con la gracilidad de un 458 Italia, se defiende muy decentemente en tramos retorcidos, e incluso destaca en aspectos como la dirección y su feedback o la inmediatez  -esto es obvio-  de su V12 atmosférico.



He dejado para el final el tema del diseño, porque es quizá el único motivo que se puede agüir para justificar su brutal depreciación. Resulta obvio que no es el Ferrari más llamativo, brutal y musculoso del mundo. De hecho aquí es fácil ser muy crítico con él: por delante es, cuando menos, raro. Parece un tipo con los ojos muy separados y cara de bobo. La vista lateral, pese a la bella línea clásica de coupé  -la caida del techo, la cabina retrasada, el capó largo-  resulta más bien soso, y sus llantas de 18" delante y 19" detrás casi parecen ridículamente pequeñas. La zaga, alta y de aspecto macizo  -un poco al estilo del Nissan GT-R, salvando las distancias-  tampoco será recordado por su brillantez.

En cualquier caso un Ferrari siempre será especial y espectacular. Incluso los que, como este, siempre vivirán a la sombra de otras creaciones mucho más logradas. Y si no tener la preciosa mirada del Ferrari FF o el elegantísimo perfil del Dino y el 250 GTO pone al alcance de muchos un V12  -a 65º, como no, y sin turbos-  de Ferrari... ¿quién soy yo para criticar nada?



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