PRUEBA: VOLKSWAGEN PASSAT CC TDI 170 CV (parte 1)


El mundo de las berlinas grandes me es en gran medida desconocido. Esto tiene una explicación sencilla, y es que me resultan más atractivos otros segmentos donde aspectos como la comodidad, el espacio abundante o el “dar una imagen” no tienen un papel tan relevante. Imagino que la mayoría estaréis de acuerdo en que, en general, las berlinas son coches cuyo perfil encaja mejor con el de personas de mediana edad. ¿Alguien ha dicho puretas?

Lo que está claro es que no podía seguir mucho más tiempo sumido en la ignorancia, sin catar un sedán en condiciones. Menos mal que, muy oportunamente, apareció un coche que puso fin a mis ansias: voy a adentrarme en el segmento E de la mano del Volkswagen Passat CC.

Una berlina con toque coupé

Creado en 2008 para cubrir el hueco entre el popular Passat y el lujoso Phaeton, el Passat CC llama la atención por su diseño afilado y su silueta coupé. Punto para Volkswagen por atreverse con esta carrocería, máxime cuando los responsables de diseño de la marca alemana no son conocidos por dar rienda suelta al lápiz.


Cara a cara, veo una parrilla cromada que guarda cierto parecido con la del Phaeton, aunque este tenga una lama más. Las ópticas delanteras son como si hubieran cogido las del Passat y los hubieran estilizado y redondeado formas, imprimiéndole un caracter más agresivo. El capó también cambia respecto a este, ahora presume de nervios más marcados.

Su alargado perfil  -4,8 metros-  tiene un diseño sobrio, solo interrumpido por la banda cromada inferior y una nervadura ascendente que comienza inmediatamente después de la aleta delantera y tiene continuidad en las ópticas traseras. Justamente ahí, en la parte de atrás, el Passat CC más atrapa mi mirada, con esa larga caída que termina en un alerón algo más prominente de lo habitual. El plateado también encuentra su sitio aquí, al igual que delante o en los laterales. Imposible no fijarse en los notables voladizos de esta berlina coupé, que acentúa esa impresión de coche grande.


Dejemos el diseño a un lado y centrémonos en lo que no se ve: el CC está montado sobre la base del Passat que ya probamos aquí, y al igual que este, lleva motor transversal y por tanto puede incorporar la tracción integral Haldex, aquí llamada 4Motion. La gama de motores está integrada por tres motores de gasolina  -1.8 de 160 CV y 2.0 de 211, ambos TSI, más un 3.6 V6 que rinde 300 CV-  y dos diésel  -2.0 TDI de 140 y 170 CV. La caja de cambios de doble embrague DSG se ofrece como opción en todas las motorizaciones. Posteriormente, tras un importante lavado de cara y de nombre  -ha pasado a llamarse CC a secas-  se introdujo el 1.4 TSI de 160 CV.

Interior del CC

Accionar la manilla de la puerta  -con ventanilla sin marco-  da paso a un interior francamente bien conseguido, especialmente si, como en esta unidad, se han escogido los asientos deportivos de cuero. No solo por lo visual  -el contraste de marrón y negro me resulta agradable-  sino por la calidad de los acabados, que se aprecia particularmente en las puertas y asientos pero que está presente allá donde llevemos la vista, o casi. Aunque no lo tengo muy fresco, no me parece peor en ningún punto que el del Serie 3 Coupé que pude conducir, aunque sí diferente.


Frente al conductor, el típico salpicadero VAG pierde parte de su sobriedad gracias a elementos como la pantalla táctil, las inserciones en aluminio o el reloj al más puro estilo sibarita. Tiene elementos fácilmente reconocibles, como el selector de luces o los botones de la climatización, compartidos con otros modelos de la marca. Hay por ahí algún plástico duro menos conseguido, pero la sensación general es muy grata. Puestos a pedir, hubiera escogido un cuero más aparente  -perforado, por ejemplo-  para el volante, aunque el que tiene es adecuado.

El espacio es bueno, gracias al techo panorámico opcional  -para lo que se puede abatir, bien podría ser fijo-  la iluminación es agradable y hay suficientes sitios para vaciarse los bolsillos. Ergonomía alemana al servicio de la crisis de los cuarenta. ¿O para eso ya estaba el Eos?


Sobre los asientos... digamos que lo nuestro fue amor a primera vista: me sentaban como un guante. Recogen el cuerpo muy bien, sobre todo la banqueta. Son firmes y cómodos a la vez  -esto es lo de siempre, algunos quizás los prefieran más blandos-  y resultan perfectos para Conducir, con mayúscula. 
No están exentos de inconvenientes: el cuero resulta algo resbaladizo con según qué ropa y salir de ellos cuesta lo suyo por dos razones: la primera es que están muy bajos y su banqueta inclinada hace molesto bajarse del coche, la segunda que casi siempre dan ganas de seguir un rato más sentado.

Detrás la sensación es prácticamente como delante salvo que vayas en el medio  -una plaza que nunca suele ser cómoda-  o te acerques al 1.80 de estatura. Optar por una carrocería coupé suele tener este inconveniente y en este caso no es una excepción. Diseño y funcionalidad son palabras que no acaban de hacer buenas migas.
Obviando la limitada altura al techo, se puede viajar como un señor ahí detrás; puedo dar fe de ello.

El maletero es, aunque pueda no parecerlo, más pequeño que el del Passat normal y se queda en algo más de 450 litros. Dicho así podría parecer poco, pero es que en el maletero de la berlina cabemos tú, yo y el subwoofer de Daddy Yankee. A cambio de ese menor maletero, tenemos una rueda de repuesto de las de verdad, nada de galletas ni kits reparadores. 

Del maletero también atrajo mi atención una especie de percha muy útil para las bolsas del supermercado. No sabría decir si hay muchos más coches que lleven este invento  -es la clase de detalle que, por despistado, paso siempre por alto-  pero yo me hubiera ahorrado más de una bronca por llevar a casa cosas desparramadas por la bolsa.

Aprovechamos para hacer aquí un alto. En la segunda parte averiguaremos qué tal se desenvuelve el CC en las siempre exigentes comarcales de la montaña leonesa y si el motor TDI, asociado a la caja de cambios de doble embrague DSG, mueve con la soltura esperada este bonito Volkswagen.


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