PRUEBA: RENAULT MÉGANE COUPÉ TCe 180 CV (parte 1)



Como quizá recordéis, comenzamos este año 2013 probando el Renault Mégane III  -parte 1 y parte 2- , desde mi punto de vista un coche muy satisfactorio que, a juzgar por las ventas, está teniendo una acogida en el mercado a la altura de sus antepasados. Mejora en todo al modelo que sustituye, siendo quizá es su mejor carta de presentación. Está mejor terminado, es más firme  -incluso tiene algo de tacto deportivo-  y en definitiva, está “mejor hecho”.

Por esta página pasó la versión de cinco puertas con motor 1.5 dCi de 105 CV, un modelo concebido para ser un superventas, no para sacar sonrisas ni poner los pelos de punta al conductor. Pero, ¿qué tal si quitamos las dos puertas de atrás, añadimos medio litro de cilindrada y cambiamos las siglas dCi por un acrónimo más evocador como TCe?

 La opción racional más radical


El Mégane GT TCe de 180 CV es el último paso antes de llegar al absurdamente rápido Mégane RS. También está el GT dCi de 165 CV, pero permitidme pasar de él por aquello de que es diesel y tal. En esta ocasión me ahorro el paseo por sus orígenes, todo aquel que tenga interés puede leer sobre ello en la primera parte de la prueba anterior. Vamos sin preámbulos a ver que cambia por fuera en esta versión coupé.

Empecemos por el frontal, cuyo cambio es discreto pero evidente: desaparece la entrada de aire única por una más pequeña que pierde protagonismo al lado de las otras dos  -estas nuevas, una a cada lado-  en color plateado que siguen la línea descendente marcada por los faros. Hasta el pilar B la línea apenas varía y la vista se va rápidamente atrás: el mayor cambio radica en una zaga que personalmente considero todo un acierto: el culo redondeado y “gordito” del cinco puertas desaparece en favor de un diseño más agresivo, más deportivo y bastante más atrevido.


Las ópticas traseras, totalmente diferentes, miran con enfado y en la parte más baja destaca un amago de difusor del mismo color que las tomas de aire delanteras. Este bonito diseño esconde  -y nunca mejor dicho-  lo que para mí es un pequeño defecto: no tiene a la vista un buena salida de escape. ¿Qué sentido tiene esconderla en una versión como esta? 

Todo este atractivo tiene un precio, y es que hacia atrás no se ve un carajo. De verdad, no exagero, la visibilidad es lo suficientemente escasa como para llamar mi atención, yo que nunca suelo prestar atención a este tipo de cosas.

Interior agradable

En el interior, las impresiones del modelo cinco puertas son en gran medida válidas para el coupé: hay buenos ajustes, materiales agradables al tacto especialmente en la parte superior del salpicadero y optando por un diseño sencillo y poco recargado  -al contrario que el Opel Astra, por ejemplo-  que resulta agradable, aunque ello implica acumular funciones en torno al volante. No está tan conseguido como el Golf, coche que justa o injustamente casi siempre se usa como referencia, pero no tengo claro que exista una diferencia tan acusada como para justificar la diferencia de precio con su equivalente en Volkswagen.


Vamos a poner un par de pegas, aunque insignificantes: la primera es que Renault ha optado por no diferenciar el interior de este Mégane de los demás. Echo en falta alguna inserción diferente, un bordado… se agradecería algo que delate que, además de llevar más equipamiento que una versión básica, también hay algo más gordo bajo el capó. La segunda  -esto ya es manía personal-  es que me hubiera gustado ver una pantalla ligeramente mayor que diese más alegría al salpicadero, aunque dicho sea de paso, la que tiene está bastante bien y se lee con claridad.

Los asientos  -por apariencia me resultaron iguales que los de la berlina pero estoy casi seguro de que estos sujetan más-  son cómodos, firmes y recogen bien el cuerpo, lo cual se hace necesario cuando hay muchos caballos que domar. El espacio es bueno, hay suficientes huecos útiles y todo me pareció estar a mano y bien resuelto. Es un coche cómodo de utilizar en el día a día si obviamos detalles como que las puertas pesan como un muerto o que ponerse el cinturón requiere un poco de contorsionismo. Cosas de los coupés…


Detrás sí que hay cambio con respecto a la berlina: la mayor caída del techo hace un poco incómodo el viaje para el pasajero que se acerque al metro ochenta y la menor superficie acristalada da una menor sensación de espacio, pero no son plazas angostas ni incómodas.
El maletero por su parte es algo más pequeño que en el cinco puertas  -unos 30 litros menos-  y se queda en 377 litros, lo cual no es una mala cifra. Los más tiquismiquis se quejarán de lo elevada que tiene la boca y lo profundo que es -verticalmente hablando- , que puede hacerlo un poco incómodo.

Dejamos lo mejor para la segunda parte: el aspecto dinámico del coche, las impresiones de su motor y la breve valoración final. En principio la cosa no tiene mala pinta: tarde soleada, carretera con curvas sin un alma, un dos litros turbo a mi servicio y sus 180 caballos listos para ser exprimidos. ¿Estará este rabioso Renault a la altura? 


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