SOBRE AVERÍAS Y CARADURAS




La cosa va hoy de averías mecánicas, garantías, mentiras y gente tramposa. Es una desagradable  experiencia que le ha tocado sufrir a una persona cercana­ y con la que seguro que muchos os sentís identificados o conocéis un caso similar.

Vaya por delante que esto en ningún caso debe ser entendido como una crítica a ningún constructor de coches  -como mucho, a todos en general-  ni a la fiabilidad de sus modelos. Aquí hablaremos de personas, que a veces, bajo el paraguas que ofrece ser un taller oficial, obran de forma reprobable e inmoral. En fin, dejadme ilustraros con el caso en cuestión.

Nuestro protagonista, llamémosle Arturo, se vio en la necesidad de comprar una berlina media que cumpliese la papeleta, pues no siente pasión por los coches y los ve como una herramienta más. Dado que ya tuvo un Renault 5 que le salió bien, un Nissan Terrano igualmente satisfactorio  -ya sabéis que Nissan y Renault son algo más que amigas-  y un hermano mayor, defensor acérrimo de la marca francesa, que no le hubiera dejado comprar otra cosa, Arturo se acercó al concesionario Renault más cercano y salió con un Laguna de tercera generación.


El coche tenía una pinta inmejorable, a tenor de lo expuesto por el concesionario: tres años, todas las revisiones en concesionario oficial, durmiendo siempre en el garaje de una señora que solo lo usaba para llevar a los nietos de paseo, o para ir a jugar al chinchón o vete tú a saber qué. La típica historia que puede ser cierta, pero que no siempre lo es. El coche contaba con el año de garantía que establece la ley.

Tras dos años muy contentos con el Laguna, Arturo, que es de conducir tranquilo, nota en un viaje un ruido extraño. Como casualmente estaba cerca del concesionario donde lo compró, se acercó a ver que sucedía. El fatal diagnóstico: una rotura longitudinal de la correa  -a lo largo de la misma-  que provocó la desincronización de válvulas, pistones, inyección… lo habitual, vaya. A consecuencia de esto, se dobló el cigüeñal  -cosa que me parece un tanto extraña dado que al parecer válvulas, bielas… todo lo demás está perfecto. Si alguien conoce el tema con profundidad que me corrija-  . En fin, que la reparación no es posible y le piden 5.000€ cambiando el motor entero.

Arturo, perplejo, se puso en contacto con Renault para ver si se hacían cargo de la avería, al menos en parte, ya que la correa está garantizada durante seis años o 160.000 km. Su laguna tenía 140.000 km, es decir, 15.000 km más que cuando lo compró. Tras mucho pelear con el taller y la marca, se ha descubierto que la correa nunca se había cambiado  -según el taller, había sido sustituida y revisado junto con otros 99 puntos críticos del coche-  ni nada que se le pareciese.

También resulta ser que nuestro Laguna no era de ninguna señora muy dada a los paseos, sino de renting, con revisiones pasadas en talleres no oficiales con los que la empresa tuviera contrato. El libro de mantenimiento nunca fue entregado a Arturo, con el pretexto de la protección de datos. Como comprenderéis, la sospecha de que le han quitado un porrón de kilómetros para su venta es máxima.

Finalmente, atención al cliente le ha propuesto hacerse cargo del 25% de la avería. Arturo, que de esto no sabrá mucho pero tampoco tiene un pelo de tonto, les ha dicho que se queden con el coche, que no tiene intención de pagar 3.750€ por esa tomadura de pelo. Atención al cliente al parecer sigue valorando el caso, así que de momento no sabemos cómo terminará.

Mala fama… ¿justificada?

Mi opinión sobre Renault no va a cambiar independientemente de cómo acabe esta historia, no seré yo quien se convierta en un mecánico de taberna y proclame a gritos que los Laguna son una basura, como desgraciadamente pasa a menudo. Sin embargo entendería perfectamente que Arturo no se volviese a acercar jamás a un Renault y eche pestes de ellos. 


Me pregunto por qué las marcas no vigilan más estrechamente el servicio que prestan en sus talleres oficiales, al fin y al cabo es su imagen la que se ve deteriorada.
Si apretaran más las tuercas a los servicios oficiales, pienso que se ahorrarían muchos problemas. Por apurar una correa hasta el límite de su vida útil, tal vez acaben palmando 1.250 €, ¿de verdad no les salía más rentable cambiar la cochina correa antes de ponerlo a la venta? Y ya no es eso, es que Arturo tiene dos hijos que cuando crezcan, seguramente ni vuelvan a ese taller ni se compren un Renault. Al menos dos ventas perdidas por racanear 200 €.

Ojalá TODAS las marcas se preocupasen más por la atención que se presta al que ya es cliente. En estos días de no vender un carajo, seguro que les vendría muy bien fidelizar gente con un buen trato para que repitan.

2 comentarios :

  1. Cuanta razón. Los talleres siempre buscan el máximo beneficio... a corto plazo. Ese concesionario a perdido no solo un cliente si no a una familia entera de clientes. Un cliente contento te puede hacer ganar otros tres, pero uno enfadado te puede hacer perder diez.
    Yo personalmente nunca me he fiado de los compraventa ni de comprar un coche usado en un concesionario. Si quiero un coche usado lo compro directamente a un particular, a parte de ser mas barato conoces a quien lo conduce realmente o al menos a un familiar, pero no te va a intentar engañar sobre ni lo que ellos mismo no conocen bien, y además estos si suelen entregar libro de revisiones, aunque después de lo vivido y leído una revisión en un taller oficial tiene poco valor.

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  2. Ese "cortoplacismo", esa estrechez de miras y búsqueda del beneficio fácil hace más daño a una imagen de marca de lo que parece, sin embargo o no se dan cuenta o no les interesa. Sea lo que fuere, hay de todo y en todos lados, también conozco un pequeño taller local que se dedica a la compra/venta a pequeña escala y hasta donde yo se, la honradez es máxima.

    No deja de ser un negocio y quien más quien quien menos oculta alguna cosilla menor. Pero no es lo mismo -no se si legalmente, pero no moralmente- ocultar que al coche se le han reparado un par de golpes que vender un coche como si fuera procedente de particular, con 120.000km y todo con lacito cuando en realidad has empaquetado un coche de leasing, con dios sabe cuantos kilómetros y encima con una mierda de revision pasada.

    Coincido contigo, yo prefiero echar un poco más de tiempo y encontrar un particular que me inspire mas confianza.

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