LA REINA MICHÈLE (parte 3)


Con el buen sabor de boca de la temporada anterior, Michèle encaraba un 1982 que acabaría siendo su mejor año en lo deportivo... y probablemente el peor en lo personal. Como no podía ser de otra forma, la temporada comenzaba en Montecarlo. Desde el primer tramo los Audi de Mikkola y Mouton se mostraron competitivos  -los tramos nevados y helados de esa edición jugaron muy a su favor- , destacando el scratch de la piloto en la primera pasada por el Col de Turini. Sin embargo una placa de hielo en el duodécimo tramo dio al traste con sus opciones: el Audi Quattro impactó violentamente contra un muro a más de 100 km/h, sufriendo Fabrizia Pons una conmoción y Michéle un fuerte traumatismo en la pierna. La victoria iría a parar a manos de Rohrl y su Opel Ascona 400, secundado por un buen Mikkola, que llevaba un Quattro al podio, y Jean-Luc Therier con un 911.

Afortunadamente el accidente en el rally del Principado no impidió a las chicas tomar la salida en Suecia donde a pesar de realizar una buena actuación, la fortuna les volvió a ser esquiva al salirse en el mismo punto donde momentos antes se habia salido Mikkola, chocando los dos Audi. A pesar del susto, logró llegar a meta quinta  -segundo Audi, tras el ganador Blomqvist-  y sumar los primeros puntos de la temporada.

En la tercera prueba del año, Portugal, Michèle y Fabrizia sacaron a relucir su enorme talento imponiéndose con absoluta claridad sobre el Celica de Eklund y el Quattro de Wittman, sumando 18 scratches y anticipando la batalla que iba tener que librar quien quisiese llevarse el campeonato. Los secos tramos lusos, que en nada beneficiaban al Quattro, vieron a un cuatro ruedas motrices imponerse a los a priori favoritos tracción trasera.


El Tour de Corse no fue como se esperaba y Mouton solo pudo ser séptima, siendo la única del equipo entre los diez primeros. Incapaz de seguir el ritmo de los Ragnotti, Andruet, Beguín o Rohrl, ni siquiera la velocidad de la dupla femenina fue capaz de firmar un buen resultado con un Audi poco competitivo en una superficie donde los 911 o los Renault 5 Turbo se movían como peces en el agua. Las tornas, no obstante, cambiarían en Acrópolis, donde la efectiva tracción total y las manos de Mouton le regalarían un brillante triunfo a Audi, por delante de los siempre rápidos Rorhl y Toivonen.

En la sexta prueba, disputada en Nueva Zelanda, la francesa pudo ampliar la racha de resultados pero una bomba de aceite rota le impidió disputarle la victoria a los cocos de la categoría. Una verdadera pena pues hubiera encarrilado sin duda el campeonato.

En Brasil pudo resarcirse con otra victoria, si bien en esta ocasión menos arrolladora: unos problemas mecánicos durante el primer día la lastrarían y permitirían a Rohrl ponerse líder. Los problemas ocurridos por una organización muy deficiente que no cerraba correctamente los tramos a disputarse hicieron del rally un caos que se saldó con numerosos accidentes  -uno de ellos fatal, el del local Thomas Fuchs-  y sólo cinco equipos vieron la meta final, siendo Michèle y su Audi la primera de ellos tras remontar a Rohrl una vez superados los contratiempos mecánicos.


Con todas las opciones al título intactas llegaba el mítico 1000 Lagos, donde Mouton y Pons comenzaban con calma. Sin embargo, un exceso de confianza en uno de los múltiples saltos hizo que se dañase el eje delantero, que acabó de colapsarse en el siguente tramo, dejando al coche sin dirección y sufriendo un accidente que supuso el abandono. En esa ocasión serían otros Quattro los que se llevaran la gloria: los del doblete de Mikkola y Blomqvist.

En plena recta final del campeonato, Sanremo se presentaba como uno de los últimos escollos a superar por Michéle, pues Costa de Marfil y Gales parecían "cosa fácil" para ella y su Quattro. Desde el principio plantó batalla a sus compañeros de Audi Blomqvist y Mikkola. A pesar de sus encomiables esfuerzos y sus nueve scratches, solo pudo llegar a la meta en cuarto puesto. Llegaba al penúltimo rally, Costa de Marfil, con 82 puntos, por los 89 de Rohrl.

La historia del Costa de Marfil del '82 empieza con miga: desde un principio, Audi no tenía previsto desplazarse y disputar el rally  -en aquellos tiempos, los costes logísticos se valoraban mucho y no era infrecuente que incluso las escuadras más potentes renunciaran a algunos rallies-  pero la posibilidad, muy real, de que Mouton fuese campeona les hizo cambiar su hoja de ruta. Desgraciadamente, horas antes de la salida, Michèle recibía la triste noticia de la muerte de su padre tras luchar contra una larga enfermedad. Se quedaba así sin el hombre que la había empujado a las carreras y que había sido su mayor apoyo durante toda su carrera. A punto de coger un vuelo a casa para despedir a su padre, su madre y la firme determinación de Michéle de brindar al señor Mouton una victoria que era en gran parte suya la empujaron a tomar la salida.


La superioridad del Audi y de Michèle fue tan patente como a lo largo de buena parte de la temporada y pronto se veía liderando un rally infernal  -los propios Rohrl y Mikkola hablaban de temperaturas inhumanas dentro del habitáculo-  a distancia sideral de sus rivales. Sin embargo la extrema dureza de Costa de Marfil empezó a pasar factura a los Audi: primero problemas en los diferenciales, especialmente graves en el caso de Mikkola, seguidos de la caja de cambios. Posteriormente rompería un palier en las imposibles pistas africanas. Rohrl se acercaba y todo parecía estar desmoronándose, incluída su terrible fortaleza psíquica:

"Este Costa de Marfil no era importante para mi. Verás.., una hora antes de la salida, cuando estaba haciendo una entrevista para la televisión, recibí una llamada urgente desde Francia. Era mi madre, mi padre acababa de morir. Pedí al equipo irme inmediatamente y coger el primer avión, pero mi madre me dijo que debería hacer el rally por él. Así que no dije nada y simplemente piloté. Pero cuando empezó toda la presión con los problemas de caja de cambios y las penalizaciones, empezaba a asumir lo que había ocurrido

Lo di todo desde el principio, y cuando lideraba todo iba perfecto. Pasado el tiempo, me da pena haber perdido el rally y el titulo, pero nunca tanta como haber perdido a mi padre. Era todo para mi y gracias a él llegue a las carreras. El campeonato nunca más me pareció algo importante"

Finalmente, un error leyendo el roadbook provocó el accidente que las llevaría a abandonar y a perder el mundial a manos de Rohrl. Aún tendría tiempo de firmar un brillante segundo puesto en Gran Bretaña y ser subcampeona del mundo a sólo 12 puntos de Walter y su Opel.

En 1983 volvió al Mundial, pero sin la misma ilusión y mucha menos fortuna, retirándose en cinco citas. Aún así se las apañó para hacer un buen quinto puesto final en aquel campeonato que se llevó su compañero Hannu Mikkola, el primero de Audi. Destacables su segundo puesto en Portugal y su tercero en Kenia, que junto al cuarto puesto de Suecia la metían en la pomada. Sin embargo tras el rally africano llegó la evolución del Audi Quattro A1, el A2, con bastantes problemas de juventud que hicieron que tanto ella como Mikkola no vieran la meta en ninguno de los tres siguientes rallies: Francia, Grecia y Nueva Zelanda. Tras el bache, el equipo Audi logró colocar en Argentina dos Quattros en primer y tercer puesto  -los de Hannu y Michèle, respectivamente- . Sin embargo desde ese momento, mientras Mikkola fue capaz de firmar una nueva victoria y dos segundos puestos, Michèle Mouton sólo fue capaz de sumar cuatro puntos con un discreto séptimo puesto en Sanremo.




La temporada de 1984 volvería a ser para el equipo Audi  -siendo Blomqvist campeón-  pero el papel de Mouton se reduciría a cinco participaciones. Logró una gran segunda plaza en Suecia y tendría que retirarse en Kenia antes de dejar el Quattro A2 y pasarse al Sport Quattro S1 (Gr.B), con el que el equipo quería perpetuar su hegemonía en el mundial. Lo cierto es que a la piloto francesa no se le darían muy bien sus dos primeras pruebas con el S1 en el Acrópolis y el 1000 Lagos, donde no terminó. La cuarta plaza con la que despidió la temporada en Gran Bretaña tampoco sabría a mucho.

El automovilismo, de alguna manera, le debía algo a Mouton, y decidió pagárselo en el americano estado de Colorado: allí Michéle se presentó con su Audi y logró una brillante victoria y dos marcas que nadie la arrebataría jamás: primera mujer en y primera participante no estadounidense en ganar la carrera.

El campeonato de 1985 sería su último con Audi. La fuerte irrupción del Peugeot 205 T16 hizo que Audi decidiera que tanto Mouton como Mikkola se centraran en labores de desarrollo, descargando el peso de la competición en Blomqvist. Su única participación consistió en correr el Costa de Marfil con el brutal Sport Quattro S1 E2  -que coqueteaba con los 500 caballos y que no llegó a meta por problemas mecánicos-  y Arne Herz a su derecha, al estar enferma Fabrizia Pons. En este rally, Audi fue acusada de reparar el Quattro de Mouton de manera ilegal en un bosque, donde el coche de la francesa entró herido de muerte y salió revivido como por arte de magia, gracias a las piezas del Quattro de asistencia rápida que escudaba al coche candidato, siendo uno de los episodios más vergonzosos del equipo.


Pese al decepcionante año, aún le quedaría otro gran éxito que disfrutar en su segunda participación en Pikes Peak que con un S1 E2 modificado se convirtió en la primera piloto en bajar de 12 minutos a pesar de lo delicado de la pista. La historia cuenta que a Bobby Unser, enfadado por la derrota, se le calentó la lengua mas de la cuenta y que Michéle aplacó su ira con un "si tienes huevos, puedes intentar ganarme otra vez cuesta abajo"

La trágicamente recordada temporada de 1986 supondría un nuevo reto para Mouton, enrolada en el equipo Peugeot. Con un 205 T16 se paseó por el campeonato alemán, obteniendo seis victorias de ocho posibles. Sin Fabrizia, casada ese año, formó equipo con Terry Harryman, el copi de Vatanen que estaba sin competir por la convalecencia de este último tras el brutal accidente en Argentina que a punto estuvo de costarle la vida. Participó en dos rallies del campeonato mundial: "su" Montecarlo, donde abandonó al quedarse sin aceite y el Tour de Corse, donde pese a marcar un buen ritmo y luchar de tú a tú con los Lancia de Saby y Toivonen, la rotura de la caja de cambios la obligó a terminar antes de tiempo. En ese fatídico rally Toivonen y Cresto perderían la vida en un accidente, un hecho que supuso el fin de los Grupo B y, a la postre, de la carrera de Michéle, que anunciaría poco después su retirada.

Como no podía ser de otra manera, se despediría ganando su último rally, el Drei Stadte Rallye del campeonato alemán. ¿Acaso podía esperarse otra cosa de la mejor piloto de la historia?



Contenido extra

Rodeada de pilotos de su talla...


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