EL NUEVO Y DECEPCIONANTE TOP GEAR


Cuando sale una nueva temporada de una serie de las que veo, suelo dejar que salgan unos cuántos capítulos antes de lanzarme a ello. De esta manera si me enganchan, puedo quitarme el "mono" con algunos capítulos más. Con la renovada Top Gear me salté mi propia regla. No pude esperar por nuevas entregas después de tantos meses de rumores, noticias y todo ese hype creado a su alrededor. Así que la busqué y con las expectativas propias de quien se ha tragado las 22 temporadas enteras  -muchos capítulos más de una vez-  con sus respectivos altibajos, le di al play.

La verdad es que no me gustó. Tiene algunas cosas buenas, varias parecidas y unas cuantas malas o que han ido a peor. El programa, en mi opinión, hace aguas por casi todos lados, empezando por la producción: ¿quién tuvo la genial idea de que el primer y esperadísimo programa tenía que desarrollarse en torno a un viaje de dos Reliant Robin, un buggy de Ariel y una absurdísima lucha entre un Viper ACR y un Vette 06? ¿De verdad fue eso todo lo que se les ocurrió para la reinauguración del icónico programa? Se me acabó haciendo tan pesado que tuve que verlo en tres veces...

Después de la producción, sin duda lo peor del programa fue Chris Evans. Desconozco si es esa su personalidad o estaba haciendo un papel más llamativo de la cuenta motivado por la pompa y el jolgorio que se solían traer los anteriores presentadores. Pero lo cierto es que se pasa la mirad del programa dando gritos, saltitos y aspavientos con un resultado, digámoslo así, no demasiado estético. De hecho, se dice que desde la cadena ya se le ha instado a moderarse en ese sentido.


Una tercera cosa que no veo es el papel de la, en mi opinión, poco carismática y televisiva Sabine Schmitz, lejos del encanto de una Vicky Butler Henderson  -al margen de que tenga más o menos conocimientos y habilidades- que tanto gustaba y que algunos echamos de menos. Al menos se han cuidado de no poner una cara bonita, lo cual es muy de agradecer y, a estas alturas de la vida, hubiera sido casi un suicidio mediático.

Tampoco me gustó la sensación de que al programa le falta personalidad. Hay muchas cosas que no han variado, ni siquiera el orden de cada sección del programa. Se equivocaría la BBC si buscan continuar el legado  -sería prolongar una anunciada agonía- en vez de buscar su propia personalidad y cambios profundos que supongan un soplo de aire fresco. Difícil hacer olvidar al trío calavera sin una remodelación profunda.

El nuevo Top Gear también trae cosas buenas, y la primera de ellas es americana: el actor Matt LeBlanc si parece tener lo que se necesita para llevar las riendas de Top Gear, especialmente si lo comparamos con Evans. Aunque menos protagonista y menos charlatán de lo que me gustaría, he de reconocer que su presencia  -sin ser fan ni haber visto Friends-  me agradó mucho.


Aunque me dolió en su día que el magnífico Suzuki Liana fuese relevado de sus funciones, la incorporación del nuevo y ligeramente más prestacional Mini  -comparado con el Cee´d y el Astra-  parece un cambio a mejor y el nuevo circuito mixto, muy al estilo rallycross, también es una novedad que se agradece bastante.

Esperemos que las próximas entregas incluyan secciones y aventuras algo más interesantes que las vistas en el primer capítulo y, sobre todo, que la aparición de Chris Harris  -de momento relegado a Extra Gear, una especie de Spin-Off-  sea lo que todos esperamos. Y si puede ser, con una buena cuota de protagonismo y carta blanca para hacer un poco el hooligan. Al menos hasta que en 2017 hagan su aparición Clarkson, Hammond y May en su show El Gran Tour.



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