LA OVEJA NEGRA QUE NO QUIERE SERLO MÁS


Por alguna razón, el  Porsche Boxster nunca ha sido muy querido por el público general. De él se puede oír que es para quien que no tiene para comprar un 911, que si es un "quiero y no puedo"  -expresión estúpida donde las haya...-  y de ahí en adelante. Un claro ejemplo de lo injusto que puede ser el mercadoindependientemente de lo bueno o malo que sea el coche. O casi.

La ignorancia y los prejuicios fueron sin duda un buen caldo de cultivo, pero seguramente Porsche no estuvo exenta de culpa. Al margen de esa sobreprotección al que está sometido el 911 y que probablemente es innecesaria, en Stuttgart se equivocaron al diferencial el Boxster en cosas como la calidad de los acabados y no hacerlo lo suficiente en otras como el diseño. Y ya se sabe: a la gente le das medio motivo y ya tienen suficiente para arruinarte la reputación de lo que sea.


La mayoría de los probadores coinciden en que era claramente mejor que la competencia  -en aquellos tiempos, el SLK y el Z3 básicamente, ahora ya hay alguno más-  aún perdiendo en aspectos como potencia o presentación interior. Si hubiese que definir con pocas palabras al Boxster que irrumpió en 1996 sería algo como "diseño atractivo, chasis brillante y motor algo justo". Y esto último no tardó en solucionarse cuando los 204 CV del 2.5 seis cilindros bóxer dejaron paso a los 252 del 3.2 en el Boxster S, que para un peso de unos 1250 kg no es cosa de broma.

Con el tiempo Porsche ha ido mejorando el Boxster, generación tras generación. Con el 981  -la tercera y preciosa reinterpretación-  a punto de ser sustituido por la cuarta generación, no tengo claro que se haya sacudido del todo el estigma que pesaba sobre él, aunque los esfuerzos por dotarle de personalidad propia, de alejarlo de la sombra del 911 cabrio han sido evidentes. Porsche sabe que ese es el camino a seguir y parece estar dispuesta a poner toda la carne en el asador con el nuevo Boxster Spyder.


Reconozco el talento de Porsche para descolocarme: lo mismo "traiciona su esencia" haciendo SUV's diésel que te radicaliza un descapotable. Y es que el nuevo Boxster Spyder vendrá con el 3.8 atmosférico de 375 CV herencia del 911  -del que también toma el equipo de frenos-  siendo hasta hoy la versión más potente. Vendrá con una suspensión más dura y rebajada dos centímetros, y la dirección también ha sido revisada para hacerla más precisa. Estéticamente recuerda inevitablemente al brillante Cayman GT4 que vimos en la prueba de Harris  -el Boxster Spyder es en resumidas cuentas una versión descapotable de este-  .

Pesará unos pocos kilos menos que el Boxster más básico, lo cual es una proeza aunque pueda no parecerlo. Prescinde para ello de equipo de audio y de sistema de aire acondicionado  -se pueden incorporar sin sobreprecio-  , además se suprimirá el accionamiento eléctrico de la capota, que pasa a ser manual aunque con una estructura articulada para hacer su despligue más cómodo. Para rematar la faena, solo se fabricará con cambio manual, lo cual resulta chocante y más pudiendo haber tenido esa fantástica caja PDK. ¿Véis a qué me refiero con eso de que Porsche lo mismo vende su alma que satisface hasta el absurdo al comprador más purista? Sea como sea, estas son las creaciones que mantienen el aura de Porsche.


Y es justo la importancia de ese aura lo que varios fabricantes están denostando desde que la crisis comenzó a azotar el sector. Por eso me alegra que saquen coches como éste, que probablemente nunca podré conducir ni mucho menos comprar. Demuestran que, pequeñas zozobras aparte, la gente de Stuttgart no pierde la perspectiva.


PD: al parecer a Porsche se le ha ido un pelo la mano con el precio: 110.000 euros, casi 28.000 euros más que el Boxster GTS, que tampoco es una lavadora precisamente...

No hay comentarios :

Publicar un comentario