PRUEBA: FURGONETA BLANCA™ 2.0 dCi (parte 2)



Retomamos la prueba del mejor deportivo de cuantos han pasado por nuestras manos, la Furgoneta Blanca™. Podemos resumir la primera parte destacando su gran practicidad, su ausencia de lujos y acabados agradables al tacto, la gran orientación de funciones hacia en conductor y su conseguido puesto de conducción.  No comentamos el aspecto estético pues es como hablar de una caja de zapatos: la función prevalece sobre la forma.

Así que vamos con la conducción, no sin antes advertiros de que no es un coche cualquiera: olvidad cualquier prejucio, cualquier idea preconcebida. Es otro mundo.

Motor y prestaciones

Que mentirosa es la Furgoneta Blanca™… En los papeles refleja un motor 2.0 dCi de origen Renault que rinde supuestamente 90cv a 3500rpm, teniendo todo su par, 240NM, disponible a 1600rpm. Todo mentira, en seguida veremos porque.


Te subes a la “furgo” y arrancas, confiado. El sonido, de todo menos refinado, anticipa que vas a conducir poco más que un tractor, pero nada más lejos de la realidad.

Ayudada por una caja de 6 relaciones muy cortas  -puedes ir en 5º a 30km/h practicamente-  , la Furgoneta Blanca™ te deja boquiabierto cuando aceleras. Entre 1.500-3500 vueltas, el empuje de los ¿90? Cv es genial. Da igual en tercera, que en cuarta e incluso en quinta. El empuje es asombroso, sin duda ayudado por el soplido  -más que soplido, parece una Kärcher-  del turbocompresor, y gana metros con una facilidad pasmosa. Insisto: para el que está acostumbrado a la elasticidad de un gasolina atmosférico, este trasto impresiona y mucho.
El 2.0 dCi muere pasadas las 3.500 rpm, no tiene sentido apurarlo más y pide engranar la siguiente marcha. Es un motor hecho para el trabajo, para el arrastre, de ahí que tire tanto y tan pronto. Sin embargo también se convierte en una característica muy deseable para conductor tranquilo y para el día a día.

Gracias a la tecnología Common-rail declara un relativamente ajustado consumo de 8,6 litros. Son 1750kg a mover y una aerodinámica que quizá no sea la que mejor corte el aire, pero aun así se las apaña para ser el vehículo terrestre más veloz…


Comportamiento
  
Con motor delantero y tracción delantera, la Furgoneta Blanca™ presume de configuración sencilla y tradicional y así debería reflejarse en su comportamiento dinámico. ¿Lo hace?

Bueno, si y no. A velocidades bajas y medias, se porta como cualquier otro turismo, con la diferencia de que la altura de la cabina y el balanceo transmiten menor sensación de aplomo, parece que va menos asentada. Por tamaño, cuanto más amplio sea el radio de la curva mejor, pero en cualquier situación apoya mejor de lo que percibe el conductor.


Si queremos ir rápido… hay que ser finos. Pasado el limite de adherencia, su comportamiento natural es el subviraje  -hablamos siempre sin tener ninguna carga atrás-  que se corrige con facilidad. Sin embargo, ojo con los apoyos fuertes o los cambios de inercia, porque la zaga podría acabar adelantándote, para tu sorpresa. Es pesada y con el centro de gravedad alto, no hay nada que se pueda hacer contra la física.

Desde el puesto de conductor la suspensión se percibe bastante cómoda, balancea bastante como todo coche alto, pero cumple muy bien, así como el equipo de frenos  -ABS+EBD-  , con un tacto del pedal muy cómodo. Es toda una experiencia llevar una de estas.

Mil posibilidades


La Furgoneta Blanca™ no tiene porqué ser el típico misil de “Reformas Pascual” que te levanta las pegatinas en un suspiro. Tienes también la Trafic, por ejemplo, en versión Combi o Minibus con 9 plazas desde unos 27.000 €. Una auténtica máquina de viajar ciento y la madre en el mismo vehículo.

Si por el contrario eres un profesional, tienes una como la probada por 21.000. Además puedes escoger entre dos alturas y dos longitudes de ejes. Las posibilidades son múltiples y es francamente dificil no encontrar una solución que satisfaga al cliente.

Cliente que se convertirá en el orgulloso propietario de la exclusiva, la inmejorable… Furgoneta Blanca™.

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