El A45 AMG Y EL M135i, CARA A CARA



En la actualidad, uno de los segmentos que más interesante se ha puesto es el de los compactos premium deportivos. Todos los afortunados que se encuentren con el problema   -bendito dilema-  de tener que elegir entre el precioso Clase A45 AMG y el divertidísimo M135i quizá lo tengan más fácil tras ver su enfrentamiento a manos de Chris Harris. Y eso que falta por considerar el S3 o el menos radical Volvo V40 T5.

El probador inglés encuentra el Mercedes sorprendentemente rápido, eficaz, duro  -quizá demasiado, afirma-  pero no parece ser el coche más emocionante del mundo y el precio hace darle muchas vueltas al asunto. Y es que, aunque el comprador de este tipo de coches no preste demasiada atención al dinero, coincido en buena medida con Harris: 54.750 euros con todos sus céntimos es mucho dinero, por más que esconda 360 CV bajo el capó  -180 CV/litro, tiene tela- , una caja de cambios de doble embrague y tracción integral.


En el otro lado del ring está el BMW M135i, el que a mi parecer  -y en esto también coincido con Chris-  es el caramelo del segmento. Con el A45 en casi 550 billetes verdes y el S3 2.000€ más caro, los 45.000 que pide BMW por su bólido se antojan toda una ganga.

Y eso que el BMW, además de ser menos potente  -el instrumento musical motor entrega 320 CV-  parece tener un puntito menos de deportividad pura que el Mercedes, una puesta a punto menos radical. Pero ojo, que estamos hablando de diferencias casi de matiz, solo apreciables para manos capaces. Seguimos hablando de un deportivo de tracción trasera, más potencia que un Evo y afinado por M.


En mi humilde opinión, no sé si encontraría justificación a esos 7.000 euros de diferencia  -contando con la caja de cambios automática opcional-  entre uno y otro, a pesar de que la tracción total del Mercedes me parece un plus y la batalla estética  -insisto que es solo mi punto de vista-  se la lleva de calle también el Clase A. El interior, a falta de verlos personalmente, no parecen ser muy diferentes en cuanto a calidad de fabricación.

Lo mejor es que os deje con el vídeo, como siempre de impecable factura y con unas tomas bellísimas y unas manos, las de Chris Harris, más finas que el papel Albal. ¡Quién como él!



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