ESPECIAL INVIERNO: LO QUE DEBES SABER (parte 1)



A juzgar por lo que veo desde la ventana, el invierno ya está aquí. Con él vienen un montón de cosas divertidas como Papá Noel o las rebajas. Entre ellas hay algunas, como la nieve, que además de diversión  -el que nunca haya ido a hacer derrapes a un lugar apartado, que tira la primera piedra-  exigen ciertas actitudes al volante.

Las recomendaciones de toda la vida  -depósito lleno, manta, batería en el móvil… -  las oirás cuatro docenas de veces en la tele, así que vamos a ir por otros derroteros. No esperéis nada extremo en plan Walker Texas Ranger o como algún conocido, que lleva una pala de obra, cadenas, 3 linternas y una caja de herramientas del tamaño de Arizona.


Tus amigas las ruedas de nieve


Hoy día, llevar cadenas lo considero algo anacrónico. Las fundas de tela quizá no, porque ocupan poco y bueno, te pueden sacar del apuro. No sé si todos habéis puesto cadenas en condiciones reales y no en una rueda de repuesto. No es lo mismo probar en un garaje que ponerlas en medio de la noche, a – 5°C y nevando fuerte. Recuerdo haberlo hecho alguna vez de pequeño, ayudando a mi padre, y no es el frío ni su asombrosa destreza lo que aún me impresiona, sino lo abrasiva que puede ser la tarea para las manos y lo jodido que puede estar el asunto. También están las cadenas tipo Spikes Spyder, en las que se fija durante todo el invierno al buje de la rueda y el resto se pone en un plis plas, pero por precio solo se justifican en un puñado de casos.

Para evitar todo esto tenemos las magníficas ruedas de invierno (M+S): neumáticos especiales para este tipo de circunstancias que mejoran notablemente el agarre respecto a un neumático convencional gracias a su compuesto, banda de rodadura específica y uso de “laminillas” que, como digo, hacen de esta una rueda mucho más capaz. Legalmente, equivalen a llevar cadenas ya que, salvo en hielo, sus prestaciones son muy cercanas.

Son algo más caras que sus equivalentes estándar  -aunque por estas fechas suele haber campañas con buenos precios- pero el sobreprecio está más que justificado: no se tratan de un producto pijo o destinado a quien se va a Baqueira los fines de semana ya que, por debajo de 7 °C  su agarre es mucho mejor tanto si hay agua, nieve o está seco. Esto se debe a que a diferencia de las ruedas “normales”, la goma del neumático de invierno no pierde sus propiedades elásticas. Ahora pensad, de Despeñaperros para arriba… ¿cuántos días hay por debajo de, redondeando, 10 °C? No son tres o cuatro.

La experiencia personal  -Michelín-  me dice además que en pleno verano, tienen un agarre al menos tan bueno como unas tradicionales y una durabilidad brillante. Aunque sean caras, desde luego no ha sido tirar el dinero. No puedo hacer un mismo juicio acerca de los neumáticos de otras marcas, pero en principio no deberían andar muy lejos.

Mañana volveremos con más consejos para afrontar el invierno con garantías… No os lo perdáis.


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